
La evaluación es un elemento vital en todo proceso educativo, mediante este se lograr verificar cumplimientos de objetivos y determinar los niveles alcanzados por parte de los destinatarios del proceso mismo en su conjunto (Jiménez. M. et al., 2008).
De tal forma que la utilización de los mecanismos e instrumentos adecuados, así como su aplicación correcta, permitirá orientar de forma objetiva y confiable los resultados obtenidos a través de su uso.
Considerar a la tecnología para ser empleada con fines educativos, proporciona una postura que va más allá de los límites que se presentan cuando de instrumentos tradicionales y/o presenciales se trata para llevar a cabo la evaluación de objetivos y alcances del proceso de enseñanza. Sin embargo existen virtudes y dificultades en su uso que deben ser comprendidos detalladamente para lograr una verificación exitosa casi como con retroalimentación de valor, o en su momento prescindir de los mismos. No solo eso, sino que del nivel de configuración, adaptabilidad y orientación de cada mecanismo o instrumento tecnológico, dependerá en gran medida su éxito o fracaso para los fines que se persiguen.
La era digital permite perfilar estrategias que a simple vista parecerían ser una solución para todas las necesidades de evaluación (Lozano, 2007), sin embargo esta percepción puede ser engañosa o desviar la atención de lo esencial para implementar los instrumentos de forma eficiente, lo cual deberá ser llevado a cabo en función de un análisis profundo y adecuado por parte de los expertos y especialistas en materia educativa y lo concerniente a la evaluación de determinado elemento del conocimiento (o en su conjunto).
Es conocido que para dichos fines existen plataformas tecnológicas que integran entre sus servicios, aplicaciones especializadas para llevar a cabo evaluaciones con diferentes aproximaciones, incluyendo exámenes (tanto como criterio único para la acreditación de un curso o como parte de) (Lozano, 2007), sin embargo el nivel de configuración de este instrumento presenta cierta complejidad en virtud las diversas opciones de configuración para ser implementado. De no ser atendidas correctamente las variables se corre el riego de hacerlo inoperante. Entre ellas por ejemplo, encontramos que un examen puede ser programado para proporcionar retroalimentación inmediata, sin ella, con la posibilidad de una segunda o tercera oportunidad de aplicación, con tiempos determinados para contestar, presentar los reactivos uno por uno o por series, presentar los reactivos en orden específico o de forma aleatoria, y lo anterior por citar solo algunos. Como se puede advertir, este nivel de configuración presenta en si mismo un ejemplo de la importancia y complejidad que adquiere la correcta implementación de aplicaciones tecnológicas al servicio de la educación, tanto el análisis, los objetivos, como los elementos técnicos, así como las consideraciones de las preferencias de los alumnos (estilos de aprendizaje), entre otras, tendrán que ser consideradas adecuadamente para su correcto funcionamiento.
Sin embargo una vez comprendido que las herramientas tecnológicas empleadas para la evaluación de la educación pueden ser tan útiles en virtud de una correcta implementación, se cuenta entonces en una postura adecuada para hacer uso de herramientas que contribuyen no solo a la evaluación per se, sino a la motivación y a la incursión del dicente en procesos cognitivos y regulatorios, potencializando la reflexión sobre lo aprendido y al avance presentado (con las evidencias de la evaluación) a través del curso atendido.
Por otro lado y por medio de instrumentos o estrategias basadas en evidencias sobre participación y colaboración, así como de entregas de tareas en tiempo y forma, se puede llevar a cabo otro tipo de evaluaciones que complementándose unas a otras, resulten en una calificación que denote el nivel de aprovechamiento del alumno evaluado. Entre dichas herramientas encontramos foros de discusión, sistemas de entregas de tareas (tanto de forma individual como colaborativa), foros de charla con registro de participaciones, salones de clase y pizarras virtuales, autoevaluaciones, coevaluaciones, exámenes por videoconferencia (orales), presentaciones a distancia, incluyendo agentes inteligentes o sistemas de inteligencia artificial dedicados para llevar a cabo una evaluación más objetiva y profunda entre los destinatarios del proceso educativo (con sus debidos niveles de complejidad en cuanto a su implementación). Cabe mencionar que los últimos instrumentos mencionados pueden por ejemplo identificar tanto estilos de aprendizaje como características singulares y en base a ellos llevar una evaluación más asertiva en relación al perfil detectado del alumno próximo a evaluar (teóricamente) (Jiménez. M. et al., 2008).
Sin duda las posibilidades que por medio del uso de las tecnologías se presentan, son relativas a la creatividad humana, pero habrá que resaltar que no solo es importante diseñar o desarrollar dichas herramientas, sino que su verdadero valor se encuentra en su correcta implementación, mediante correctas configuraciones orientadas y desprendidas en relación al estudiante y los objetivos que se persigue por medio de las mismas.
Por ultimo resaltar que entre otras variables también debe considerarse el papel del estudiante en el proceso de evaluación basado en tecnologías respecto a su responsabilidad, su honestidad (o deshonestidad) académica, sin embargo se considera preferible partir del principio de la confianza hacia los alumnos (Lozano, 2007), de forma tal que se proyecte a él mismo como artífice de su avance en la construcción de un conocimiento verdaderamente significativo, de otra forma el todo de la evaluación en la era digital puede perder su esencia constructiva estimando mayormente los elementos de seguridad que alejen el verdadero valor de su esencia en un modelo educativo centrado en el estudiante.
Referencias
Lozano Rodríguez, A. & Burgos Aguilar, J. V. (2007) (Comp). Tecnología educativa: en un modelo de educación a distancia centrado en la persona. Distrito Federal, México: Limusa.
Jiménez Sánchez, M., Jiménez Builes, J., & Ovalle, D. (2008, 28, abril ). Evaluación en línea para curos tutoriales inteligentes adaptativos usando el modelo de sistema multiagente. Presentado en el III Congreso Colombiano de Computación, Medellin, Colombia . Consultado el 28 de Abril del 2010 desde: http://cursos.itesm.mx/webapps/portal/frameset.jsp











